domingo, 26 de junio de 2011

GS Wimbledon: "God save The Queue"

La hierba tiene algo especial que nos atrae a los verdaderos amantes del tenis. No es que el juego sea más espectacular ni más bonito, sino más puro. Y esa pureza en el juego, que se ve a la legua con unos jugadores más que otros, combinada con el clasicismo y los aires de nostalgia de los tiempos pasados, cuando el tenis era el deporte predilecto de aquellos estirados lords británicos, es lo que explica el éxito del único torneo en hierba importante del mundo, que de hecho es El Torneo por excelencia de la historia del tenis y parece nunca dejará de serlo.

La magia del tenis habita en Wimbledon. Esa magia que te hace esperar más de 8 horas de cola para ver apenas 3 horas de espectáculo con una entrada de paseo. Esa magia que hace que te empujes con una marabunta de chinos y grites de alegría cada vez que Schiavone gana un punto en su partido de dobles. La misma magia que puede hacer que te encuentres con los padres de María José Martínez en la colina de Wimbledon, te pidan que les hagas una foto, y comiences a hablar con ellos sobre la trayectoria de su hija. Un lujo de magia*.

La Cola. Se merece las mayúsculas.
* Pero a pesar de la magia hacen un frío y un viento del carajo. Y... thanks God que no llovió.

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