Segundo viernes de competición en Roland Garros. Tocan las semifinales masculinas. Penosamente planificadas, la sesión empieza a las 2 del mediodía. Una hora perfecta para la disputa del primer partido, pero no tanto para el segundo.
En el primer partido Nadal se imponía con cierta facilidad a Murray en partido bastante trabado y, ante todo, largo. Largo para haberse decidido en sets corridos, desde luego. Fue un partido a rachas en el que el viento que sacudía la Philippe Chatrier sirvió como perfecta metáfora. Nadal, como siempre, fue el más regular y el más decisivo en los momentos determinantes.
En el segundo duelo de la sesión, los dos contrincantes saltaron a pista con las espadas en todo lo alto para regalarnos uno de los mejores partidos del año. El mejor de todos los tiempos conta el mejor del momento. Djokovic se lo jugaba todo: el número 1, su primera final en París y la racha de 42 victorias de McEnroe. Casi nada. Federer salió a la pista sin presión, con la convicción de poderle disputar la victoria al "chacal", verdugo de Nadal en cuatro ocasiones este año. Precisamente en el cuarto duelo de la temporada fue cuando Federer dio fin a la increíble racha de "Nole". El mismo jugador que fue el último en vencerlo ha sido el que ha acabado con su racha. Y se ha hecho justicia hoy en París.
Los revoltosos de la Chatrier hoy lo han sido más que nunca. Y no es para menos. Federer estaba dos sets arriba ante el imbatible Djokovic. Los franceses lo celebraban con esa efusividad de los grandes momentos. Y es que Federer es su protegido. Un jugador al que les encantaría llamar "suyo", y que casi lo es. Todo clase y técnica. Como el empolvado recuerdo de sus "mosqueteros". Pero aún tocó luchar durante dos sets más. Un agónico final del cuarto set en el que "Nole" sirvió con 5-4 a favor para alargar el partido al quinto. Pero al final se impuso "el protegido". Y la central de Roland Garros se vino abajo. Como cuando en 2009 al fin consiguió su primera "Coupe des mosqueteurs" ante Söderling.
El domingo Federer se las tendrá que ver con el rival más difícil de todos. Su bestia negra, en su torneo predilecto –con el permiso de Montecarlo–. No es que Nadal sea favorito. Es aún más que eso. Nunca ha perdido una final en Roland Garros. Y en las cuatro ocasiones en las que se ha visto las caras con su rival del domingo (2005-2008) ni siquiera ha tenido que apurar hasta el quinto set. Y todo esto pese a que Nadal no ha mostrado su mejor versión en esta edición del Grand Slam francés. Pero, pase lo que pase en la final:
¡QUÉ GRANDE ERES, ROGER!
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MATTHEW STOCKMAN – GETTY IMAGES SPORT |
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